GUAIQUIVILO
Arte en la Precordillera de la Provincia de Linares
El Melado, río de la Provincia de Linares, Comuna de Colbún - Región del Maule, en Chile, da nombre al cajón que forman las montañas que lo circundan. Nace de la confluencia de los ríos Cajón Troncoso, que drena un amplio sector cercano a la frontera argentina, y Palaleo, que desagua la laguna Dial situada a unos 70 km aguas arriba de la confluencia. En los primeros 7 km de su recorrido el río se denomina Guaiquivilo, corriendo a lo largo de un típico valle interandino longitudinal.
En 1957 el entonces Intendente de Linares, Kurt Möller Boecherens, en el marco de una cabalgata personal, con fines de pesquizar vetas minerales al sector de El Melado, fue informado de unas "piedras con dibujos" que había en lo alto del cajón. El se desplazó hasta el sitio denominado "Calabozos", que toma el nombre del estero que lo cruza y pudo comprobar la enorme variedad de petroglifos que se extendían a lo largo y ancho de una planicie rocosa. Comprendiendo la importancia de este descubrimiento, una vez en Linares, gestionó con la Dirección de la Escuela de Artillería que una misión fuera hasta ese lugar y levantara una inventario, tanto fotográfico como bosquejado de lo descubierto, luego contrató al Geólogo George Müller y, ese mismo año, organizó una expedición de reconocimiento y documentación. Posteriormente se realizaron dos reconocimientos más, siempre con el Geólogo Müller y Enrique Maturana, destacado fotógrafo linarense, como parte del equipo y la Escuela de Artillería como apoyo logístico. En la última de estas expediciones, el Intendente le pide al Teniente a cargo que le haga unos bocetos de lo que ha observado.
Luego, en 1968 Hans Niemeyer y Lotte Weisner realizaron un acabado estudio de este y otros sitios adyacentes y cuyas características de diseño se conocieron a partir de entonces como "Estilo Guaiquivilo". Este estudio fue presentado en el VI Congreso de Arqueología Chilena en 1971
Hoy, 59 años después, por primera vez conocemos este hecho. Durante muchos años, el hijo del Intendente guardó cuidadosamente aquel bocetero -hecho con hojas de carta con timbre de agua estatal- que nos permite saber cómo eran estas figuras al momento de ser descubiertas.
Ante esto -nuevamente- se nos viene la personalidad del Intendente Möller Boecherens, un hombre comprometido no solo con su tiempo sino con el devenir de los años y el patrimonio de la zona, pues avizoró la importancia de este legado inscrito en nuestra cordillera.
Agradecemos al Sr. Kurt Möller Rojas el compartir este tesoro de interés nacional.